21 jun 2009

papagallo1

Queridos pandas,

Ayer Max metió la pata bien a fondo.

Joooo .. Eso le puede pasar a cualquiera.

Sí, eso es cierto, pero empecemos desde el principio.

Como sabéis ayer estuvimos en el bar pirata. Seguro que vosotros también habéis estado ya. ¿Habéis visto el papagayo en la esquina, con las elegantes y resplandecientes plumas azules?. ¡ Boah, qué bonito! Pregunté a Pandabeard dónde lo consiguió. Él me dijo que es un papagayo muy especial, y sus plumas son muy valiosas. ¡Tan valiosas como diamantes!

Un día el papagayo llegó volando al barco pirata y se posó en el mástil. “Cuando mis hombres vieron el papagayo, se despertó en ellos un ansia irrefrenable”, continuó Pandabeard, “querían desplumarle como se despluma a un pollo, repartirse las plumas y venderlas”. Pero Pandabeard fue más rápido que ellos. Él fue el primero en coger al papagayo y le salvó de una muerte segura. Desde entonces lo cuida como a su propio ojo.

Ah, sí, y por cierto él tiene un solo ojo.

¡Eso es! Así que ya os podéis imaginar cómo de bien lo cuida. Bueno, pues ayer había una bien gorda montada en el bar Pirata: vasos y jarras volaban por el aire, y una alcanzó la jaula del papagayo...

Ejem, si.. Y justo esa la había lanzado yo.

¡La jaula cayó al suelo, la puerta se abrió y el papagayo se escapó!. ¿Os podéis imaginar como se puso Pandabeard con nosotros? “Como no encontréis de nuevo al papagayo y me lo traigáis de vuelta, entonces … entonces … ¡No quiero volver a veros nunca más en mi bar Pirata! ¡Eso es! ¡Quedará prohibido para vosotros!”

Y no queremos que eso ocurra, así que nos pusimos manos a la obra. Pero ¿dónde se busca un pájaro?

Eso os lo contamos el viernes.

Hasta entonces: ¡lávense las orejas!

Max y Ella

No hay comentarios:

Publicar un comentario